El pueblo romaní ha sufrido discriminaciones desde su llegada al continente Europeo. Hoy, la lucha es para erradicar las actitudes excluyentes de personas y gobiernos hacia los roma. Para conocer un poco más la realidad que les ha cercado hasta ahora, entrevistamos a Francisco Santiago Maya, coordinador general de la ONG Unión Romaní, dedicada a la defensa de la comunidad gitana, estructurada como una federación de asociaciones gitanas de toda España, dirigida por gitanos.
¿En qué países es más remarcada la discriminación para con los gitanos?
Por desgracia, todavía sufrimos discriminación en la mayoría de países en los que vivimos. Pero sin duda alguna, estos últimos años algunos países están yendo muy lejos con sus políticas antigitanas. Es el ejemplo de Francia, donde hemos pasado a ser el chivo expiatorio de todos los males que afectan a los franceses. Se destruyen los campamentos gitanos sin ofrecer soluciones, se nos expulsa ilegalmente, y se utiliza la violencia para ello. Otros dos países que están en la cúspide de la retórica antigitana son Hungría y la República Checa. En el primero se están llevando a cabo verdaderas razzias contra los rromà, organizadas por Jobbik, el partido de ultraderecha que ha escalado en votos y simpatizantes, hasta convertirse en tercera fuerza. En la República Checa pasa algo parecido, los grupos neonazis están atemorizando a la población gitana sin que se condenen sus actos, muy al contrario, cada vez más políticos se declaran abiertamente antigitanos.
Del 4 al 8 de mayo, se celebró una semana de eventos con motivo de la inauguración de la primera Oficina Regional de Amnistía Internacional en las Américas. La apertura de la oficina, marca el inicio de una nueva forma de trabajo para la organización en el continente americano. Forma parte del proyecto de descentralización del Secretariado Internacional, con sede en Londres. El personal de esta oficina regional, actuará como base de los trabajos de investigación, campañas e incidencia global, para hacer frente a violaciones de derechos humanos en la región, responsabilidades que se realizaban previamente desde la sede londinense.

«Los derechos humanos son más que un concepto en las Américas: son una forma de vida. Desde las familias de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, México, hasta las de los activistas ambientales asesinados en Brasil, y las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, un sinnúmero de personas de todo el continente, que han demostrado su valentía extrema al alzar la voz en la defensa de sus derechos y la lucha por la justicia, haciendo una diferencia real en el mundo en que vivimos hoy en día», dijo Salil Shetty, Secretario General de Amnistía Internacional.[1]

Celebrando este gran paso para AI, hemos querido conocer más a fondo cuáles son los retos y objetivos de esta nueva oficina, y qué importancia tiene para un continente con tantas desigualdades y desafíos. En una entrevista con Érika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional, quien está basada en la oficina regional de la Ciudad de México, nos hemos enterado de lo siguiente:
Skynet es el nombre que la NSA (Agencia de Seguridad Nacional de los EE.UU.) le ha otorgado a un programa secreto que habría desarrollado para identificar conexiones con grupos violentos. Lo que diferencia a este programa del que aparece en la película «Terminator», es que con este nombre se denominaba a la inteligencia artificial que lideraba al ejército de las máquinas, mientras que el Skynet de la NSA utiliza metadatos para identificar a personas conectadas a grupos insurgentes.

Según «The Intercept», en una presentación que describía a Skynet, realizada en el 2012, el programa busca conexiones con grupos armados basadas en preguntas como «¿quién ha viajado de Peshawar a Faisalabad o Lahora [Pakistán] (y regresado) en el último mes? ¿A quién llamó el pasajero al llegar?» y ciertos comportamientos como «cambios frecuentes de la tarjeta SIM o cambios de teléfonos», «aceptar solo llamadas entrantes», «visitas al aeropuerto» y «viajes de noche». Como otros documentos de Snowden revelaron, los objetivos de los drones a menudo son identificados con base a análisis de metadatos y rastreos de llamadas. Michael Hayden, exdirector de la NSA lo dijo más claramente en mayo de 2014, cuando afirmó: «matamos a las personas basados en metadatos.» [1]

Los metadatos habrían jugado un rol clave en la ubicación y asesinato de Osama bin Laden. La CIA utilizó patrones de llamadas de teléfonos celulares para seguir a un mensajero de Al Qaeda e identificar el escondite de bin Laden en Pakistán. Sin embargo, los ataques con drones de los EE.UU. han matado a cientos de civiles y «militantes» no identificados, quienes pueden haber sido marcados con base en los patrones que hayan arrojado sus teléfonos celulares.[1]

En un trabajo anterior, se discutía el hecho de que todo programa puede ser vulnerado o presentar fallas. Según «The Intercept», Skynet ha identificado al periodista Ahmad Muaffaq Zaidan, jefe de la oficina de Al Jazeera (fundada en Qatar) en Pakistán, como miembro de Al Qaeda, lo que lo coloca en una lista de vigilancia. Jameel Jaffer, director jurídico adjunto de la Unión Americana de Libertades Civiles dijo a «The Intercept» que «prominentes periodistas americanos han entrevistado a miembros de la lista negra de grupos violentos, incluyendo Al Qaeda. Me sorprendería si los periodistas en Pakistán no hicieran lo mismo. Parte del trabajo de periodistas y defensores de derechos humanos es hablar con personas con las que los gobiernos no quieren que hables».

A través de su trabajo periodístico, Zaidan ha realizado entrevistas a altos líderes de Al Qaeda, incluyendo al difunto bin Laden, pero ha negado rotundamente pertenecer a dicha organización. El trabajo de recopilación de noticias por parte de un periodista no puede constituir una prueba de cooperación con grupos armados, ya que, particularmente en países como Pakistán, es común que se realicen trabajos sobre talibanes u otros grupos militantes que son parte de las prioridades de cobertura.

El hecho de que Ahmad Muaffaq Zaidan haya sido identificado como miembro de Al Qaeda, por su trabajo periodístico, a través de metadatos arrojados por Skynet, nos alerta sobre la confiabilidad de tales programas. Además, es preocupante que decisiones tan delicadas como ataques con drones — donde cientos de vidas se ven comprometidas, puedan ser tomadas solo analizando automáticamente metadatos.

Por Alexandra Perdomo (@amnistia)
Imagen tomada de: www.silicio.do




[1] Currier, C., Greenwald G y Fishman, A. (08 de mayo de 2015). U.S. Government designated prominent Al Jazeera journalist as “member of Al Qaeda”. The Intercept. Disponible en: https://firstlook.org/theintercept/2015/05/08/u-s-government-designated-prominent-al-jazeera-journalist-al-qaeda-member-put-watch-list/

«Mi hermana estaba en el balcón que da al parque cuando empezó a gritar: “¡Corred, volved a casa, ya están aquí otra vez!”. Agarramos a los niños y echamos a correr. No entendían nada, lloraban y preguntaban qué pasaba», dijo Martina, una residente de la ciudad de České Budějovice, en el sur de La República Checa. La primera manifestación en la ciudad ocurrió el 29 de junio, cuando más de un millar de miembros de grupos de extrema derecha marcharon hasta el barrio de Máj, coreando insultos contra los romaníes residentes. Los insultos que gritaban eran «cerdos negros» y «¡a por ellos!», mientras arrojaban granadas aturdidoras y botellas de cristal contra sus casas. «Fue horrible. Teníamos mucho miedo […] Mirábamos por las ventanas y nos estaban gritando, llamándonos ‘cerdos negros’ y amenazando con matarnos”, dijo Michal, residente romaní de 27 años. «Pensé: a lo mejor esto es lo que pasaba en la época de Hitler.» Tras la marcha de junio, la policía tomó algunas medidas de protección para las comunidades romaníes afectadas, pero el gobierno central ha actuado con lentitud a la hora de condenar de manera inequívoca las marchas racistas que también tienen lugar en otras partes de La República Checa. Aunque las protestas cesaron en octubre, los residentes aún tienen miedo de que pueda haber, en cualquier momento, nuevas manifestaciones.[1]

El pueblo romaní es de origen indio, desde donde emigraron hace unos mil años, hacia Occidente. La razón exacta del éxodo es desconocida, sin embargo muchas teorías han sido construidas con el pasar de los años. «Una de las leyendas que relata la partida de los Gitanos desde la India, se sitúa hacia el año 400. Según la misma, Bahram Gur, Rey de Persia, pidió al entonces Rey del Norte de la India que le enviara diez mil músicos y sus mujeres para unas fiestas. Encantado e impresionado por el talento de los músicos, Bahram Gur les pidió que se quedaran para siempre en su reino y les regaló varias hectáreas de tierra, provisiones de grano y ganado. Los músicos, que no tenían experiencia como granjeros, se quedaron muy pronto sin grano ni ganado y con las tierras sin rendimiento. El rey no soportó tal desdicha y, enfurecido, expulsó de su país a los diez mil músicos gitanos».[2] Desde entonces, el éxodo ha continuado para la comunidad romaní.
En la mitad de la plaza una niña deja caer un celular de juguete. Se inclina para recogerlo mientras su madre le sostiene por el brazo.

Los caminantes que les seguían apresuran el paso y las dejan a un lado. La niña toma su juguete, le sonríe al objeto sobreviviente, sonríe a su mamá con ingenua dulzura, y siguen el camino, tomadas de las manos, con sus mejores sonrisas, las más felices.


En el mismo lugar, días después, a un hombre apresurado se le caen unos papeles, de esos cuya importancia solo él conoce. La brisa más ligera logra que los documentos se distancien unos de otros.

Las personas detrás de él no se detienen ni calman su ritmo. Empiezan a dejarlo a un lado y siguen caminando, con sus maletines, sus teléfonos, despegados del entorno con sus audífonos. Siguen sin darse cuenta de los papeles que están pisando, los papeles importantes de un hombre.

Una señora detenía el paso para ayudarle a recolectar los papeles ya pisados, regados por la plaza, aquella con su hija, a quienes él había mirado con desprecio y le había adelantado por un lado -porque iba apurado por nada- días atrás.

Suman 6 los pies que hoy no andan tan rápido. Quizá sus ojos aprendan pronto a mirar.